Uno de los problemas más apremiantes del sector público, especialmente en el magisterio, es el sobre endeudamiento en entidades bancarias y cajas municipales. Se da el caso de docentes que, debido a los descuentos, reciben menos de trescientos soles de sueldo mensual, lo cual a todas luces es angustiante. Existiendo una innegable responsabilidad en los propios maestros, el origen y las causas de este problema no son tan simples como parecen. La mayoría de éstos comenzó a endeudarse para construir, o comprar, su vivienda (una necesidad indispensable), con créditos que oscilan entre los veinte mil y treinta mil soles, a un interés que ha duplicado estos montos. 

Sucede que muchos de los bancos y cajas municipales tienen convenio con el Ministerio de Educación para realizar descuentos por planillas, lo cual constituye un arma de doble filo. En efecto, una vez realizado el préstamo grande (para vivienda), lo que se recibe mensualmente no alcanza para cubrir necesidades básicas como alimentación, salud, educación, servicios, etc., etc. Es entonces cuando se ingresa al círculo vicioso de las ampliaciones, refinanciamientos, préstamos re envolventes, y otras modalidades de conseguir dinero, por los cuales los bancos cobran cuantiosos intereses y comisiones. Esto tiene dos consecuencias graves. Primero, hipotecar su sueldo a los bancos por más años; y segundo, recibir un salario neto cada vez menor.

A pesar de que los maestros de todo el Perú tienen su propia entidad crediticia (la Derrama Magisterial), la cual descuenta mensualmente sus aportes; en la práctica ésta cobra tasas de interés similares a los de banca comercial. El Banco de la Nación, por ser del Estado, es el único que cobra intereses menores. Sin embargo, a pesar de que el descuento por planilla minimiza los riesgos, evalúan tan rígidamente que pocos son los que pasan los filtros aplicados. Por ejemplo, si el maestro tiene alguna tarjeta de crédito (Saga, Ripley, Metro, Plaza Vea, etc.), sus posibilidades de acceder a un préstamo disminuyen notoriamente.

Una probable solución al problema de sobre endeudamiento sería que el propio Banco de la Nación compre las deudas de todos los docentes a plazos e intereses razonables. Esto significa que una deuda total, por ejemplo de cincuenta mil soles, sea pagada en lapsos que fluctúen entre diez y veinte años. La idea es que los maestros reciban más del 50% de su haber mensual, y de esta manera puedan cubrir medianamente sus gastos más apremiantes. Además, viéndolo en términos macroeconómicos (de los 300 mil docentes públicos, más de la mitad está sobre endeudado), este ahorro aumentaría el consumo de bienes y servicios con la consiguiente dinamización de la economía.

Reconociendo que esta propuesta no solucionaría el problema económico de los docentes, relacionado directamente con sus (históricamente) bajas remuneraciones. No obstante, por lo menos, le aliviaría el asfixiante problema del sobre endeudamiento. Como vemos, se trata de una medida de sentido común, en la cual el Estado no tendría que desembolsar un solo centavo. Consecuentemente, la pregunta es ¿por qué no se lleva a cabo? La respuesta tiene que ver con el poder de las entidades bancarias y cajas municipales. Me refiero a los lobbies a favor de éstas, quienes trabajan activamente a nivel de ministerios y de congresistas de la república. Esta “eficiencia” es entendible, por cuanto una medida como la descrita privaría a los bancos de los cuantiosos ingresos provenientes de créditos por convenio en el sector público.

Dentro de este contexto, quizá un factor de presión lo deberían ejercer los gremios sindicales nacionales como el Sutep. Sin perjuicio de algunas legítimas reivindicaciones en sus plataformas de lucha, sería saludable que incluyan exigencias prácticas que solucionan problemas álgidos en el magisterio nacional. A propósito del tema, hay que recordar que el Sutep participa en el directorio de la Derrama Magisterial, una de las entidades crediticias más cuestionada. Para concluir, debemos considerar que será difícil que un maestro, permanentemente preocupado por sus deudas, lleve adelante la tan importante labor de formar a las nuevas generaciones. En efecto, cómo concentrarse en su trabajo, cuando está pensando de dónde sacará para pagar los servicios, los alimentos, o la vestimenta de sus hijos.