Países no se ponen de acuerdo en reducción. Entre el 2 y el 6 de noviembre se llevó a cabo en la ciudad de Barcelona la última Cumbre del Clima previa a la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas a celebrarse el mes de diciembre en la ciudad de Copenhague, Dinamarca. Sin embargo, el nulo avance de esta cumbre parece indicar que las posibilidades de alcanzar un verdadero acuerdo que reemplace al protocolo de Kyoto son cada vez menores.

La cumbre se estanco debido a la fuerza divergencia entre la posición de los países industrializados y la de los países del Sur con respecto al nivel de la reducción de emisiones de gases contaminantes, en especial el CO2. Los primeros buscan un acuerdo único que incorpore a todos los países (incluyendo a Estados Unidos) con compromisos para la reducción de emisiones de CO2. Los países menos industrializados, por su parte, plantean que es necesario un reconocimiento de la responsabilidad histórica de los países desarrollados, lo que implica un mayor compromiso en la reducción de emisiones.

La posición mas fuerte ha sido planteada por los países africanos, respaldados por Venezuela y Bolivia. Estos países exigen que los países industrializados reduzcan para el año 2020 un 40% de las emisiones de CO2 con respecto a los niveles de 1990. Para muchos se trata de una exigencia imposible, pero los países del sur argumentan que una reducción menor al 40% significaría la destrucción del territorio africano y de muchas otras zonas vulnerables. Los países africanos amenazaron con boicotear las reuniones, logrando así que se crearan nuevas mesas de trabajo para debatir un aumento de las reducciones de los países industrializados. Entre los países europeos, se estaría llegando a un primer consenso de una reducción de 30%.

Entre los países sudamericanos no se han puesto de acuerdo para llevar una posición común a esta cumbre climática. La división se ha dado en torno al plano político. Por un lado los países del ALBA y otros países cercanos (Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Cuba, El Salvador, Ecuador, Paraguay) mantienen una posición de oposición frente a los países desarrollados. El resto de países (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú y Uruguay) platea una posición de consenso entre todas las partes. En lo único que están de acuerdo es que es necesaria una mayor reducción de emisiones de las ofrecidas por los países del Norte y en la transferencia de recursos hacia los países del Sur.

Sin embargo, el mayor problema para los avances de las negociaciones ha sido la posición planteada por EEUU. Desde un primer momento manifestaron que no se comprometerían a ninguna reducción antes de que su senado aprobara la Ley de Reducción de Emisiones, lo que sucedería a mediados del 2010. Eso haría casi inviable la suscripción de un acuerdo en la próxima cumbre de Copenhague. Por esta razón, la UE responsabiliza a los EEUU por el posible fracaso de la cumbre, ya que ellos esperan alcanzar un acuerdo vinculante. Sin embargo, el acuerdo tendría el carácter de “políticamente vinculante” y no “jurídicamente vinculante”. Esto significa que el tratado no se convertiría en parte de la legislación interna de los países, dificultando su cumplimiento y los mecanismos efectivos para garantizar su ejecución.

El poco avance de esta cumbre no ha sido bien recibido por organizaciones ambientales como Greenpeace. En una muestra del rechazo a la posición de EEUU en este tema, varios activistas colgaron un cartel sobre la estatua de Colón, que señala hacia el continente americano, en el que se podía leer la siguiente frase en ingles: “Caos Climático: ¿quién tiene la culpa?”. Las ONG ambientalistas esperan que los diversos Estados logren un acuerdo vinculante en Copenhague.

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Movimiento Ciudadano contra el Cambio Climático - MOCCIC